El retomar la rutina del año escolar no siempre es fácil y el ajuste no solo es para las y los escolares, sino que para toda la familia. Pero para facilitar este proceso, hay algunas cosas que podemos hacer.
Por lo general, niñas y niños más pequeños disfrutan con la vuelta a clases, ansían ver a su grupo, su sala, jugar en el patio, conocer a compañeras y compañeros nuevos. En la adolescencia este entusiasmo baja un poco, ya que significa movilizarse, levantarse temprano, retomar hábitos de estudio, entre otros.
Lo importante ahora es saber que la familia puede ayudar para que este retorno sea lo menos estresante posible.
Una de las cosas que como personas adultas debemos hacer es validar las emociones de las niñas, niños y adolescentes. Es normal sentir nerviosismo, ansiedad o incluso temor los primeros días, sobre todo quienes recién se inician en la vida escolar. Pensemos que después de las vacaciones, no es fácil retomar la rutina escolar, el levantarse temprano y estudiar.
Podemos ayudarles a recordar otros primeros días, del colegio, del jardín, de ir al taller de fútbol y que vean que, en esas ocasiones pudieron adaptarse a la rutina, al espacio, al grupo. De esta manera, se darán cuenta que tienen las herramientas para volver a hacerlo.
Ayúdeles a planificar su día a día, para que sientan la seguridad y tranquilidad de estar al día con sus tareas, de tener el material que necesitan y de contar con la preparación adecuada para los nuevos desafíos.
Es importante también prepararles poco a poco empezando algunos días antes acostándose más temprano, ordenando sus materiales, el uniforme. La idea es que se adapten paulatinamente y que la vuelta a clases no sea tan abrupta.
Propiciemos espacios de conversación, de seguir jugando con las amistades y disfrutando en familia. El fin de las vacaciones no tienen por qué significar el fin de la diversión.